Cuando
aun cursaba la preparatoria, era común que mis padres continuamente preguntaran
que iba a estudiar, desde un principio sabía que la computación era el campo
con mayor oportunidad que se vislumbraba a futuro, así es que incursione en la
carrera de ingeniería en sistemas computacionales, estudiándola en el Instituto Tecnológico del Istmo, la carrera
duro 5 años, incluida la residencia o práctica profesional, la cual realice en
la Refinería Antonio Dovali Jaime, en el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, muy
cercano a la población donde vivía.
Una
vez concluida la carrera, tuve la oportunidad de hacer meritos para comenzar a
trabajar mediante una “ficha” en la Refinería, claro había que hacer meritos,
eso incluía estar trabajando sin paga alguna durante meses con la esperanza de
ser el candidato elegido, situación que no me intereso, puesto que mi intención
era desarrollarme en otros ámbitos, quería laborar en una gran ciudad, así
que me fui a trabajar a la ciudad de
México, en un principio me parecía atractivo aunque sinceramente nunca termino
por convencerme la vida citadina, eso duro casi dos años, laborando en el
diseño y cotización de espacios amueblados para oficinas en una empresa dedicada a la elaboración y ventas de muebles
para oficinas. Posteriormente cuando me convencí que no era lo que quería desde
el punto de vista personal y profesional, regrese a mi ciudad natal, donde
labore por otro año más en puestos informáticos, hasta que se presento la oportunidad
de la docencia en el Colegio de Estudios Científicos Y Tecnológicos del Estado
de Oaxaca, situación que desde un principio acepte, siendo sinceros, no me veía ante un grupo de
jóvenes impartiéndoles clases, mas aun que me conocía a la perfección y no era
una de esas personas que se le facilita las relaciones humanas. Pero bueno la
oportunidad ahí estaba y no la desaprovecharía.
Comencé
laborando en un plantel que se encuentra en la ciudad de Tehuantepec, Oaxaca el
corazón del Istmo, mediante un contrato con duración de un semestre, eso fue
casi 6 años atrás, impartía las materias
de informática y diseño grafico, mi primer encuentro con la docencia fue un
tanto complicado, aturdido, nervioso, debido a que me enfrente por primer vez ante
un grupo de 40 alumnos en un aula pequeña, la cantidad de alumnos y el
desconocimiento de los contenidos programáticos (no por el desconocimiento
técnico de los temas, si no más bien por el desarrollo de los mismos), aunado a
mi inexperiencia en el escenario, culminaron con un semestre realmente
desastroso desde el punto de vista académico.
Una vez concluido el semestre, se me otorgo un
segundo contrato renovable, así que fui asignado a una comunidad muy cerca de
la Ciudad de Huajuapan de León, Oaxaca. Al llegar me tope con un ambiente
pueblerino, bastante tranquilo, las materias a impartir me eran más amenas, y
los nervios, y la presión volvieron aparecer pero ya en menor grado, solo basto
un par de meses para tener el dominio del escenario, más sin embargo sentía esa
falta de estrategias, y herramientas que me permitieran explicarle todo lo que
yo quería que ellos aprendieran, poco a poco me di cuenta que el ritmo que
manejaba era muy rápido, había que manejar con mas lentitud cada unos de los
temas, pero también tenia la presión del avance programático, opte por
desarrollar la clase de una manera lenta y en ocasiones repetitiva, situación
que empezó a incomodar a los alumnos hábiles de la clase, para lo cual
argumente la solidaridad que había que tener con sus compañeros que no
comprendían rápidamente, el tiempo fue
acomodando o mejor dicho moldeando mi estilo de enseñanza, porque no decirlo
jamás termine con los contenidos programáticos, además de que los últimos temas se encontraban realmente
fuera de contexto con respecto a la realidad vivida en la comunidad. Recuerdo
que la forma de evaluarlos era mediante la aplicación de exámenes escritos al terminar cada parcial y un par de trabajos
de investigación, la asistencia contaba con un porcentaje mínimo, al igual que
la conducta observada, siempre esperaba ansioso los exámenes generales finales,
elaborados por un academia que a la fecha desconozco los requisitos para
conformarla, una vez que llegaban y se aplicaban, había que esperar una semana
para ver los resultados, comento que esperaba ansioso porque de cierta forma
tenia en mi mente la clara idea de que era un parámetro para ver mi desempeño
ante el grupo, situación que terminaba por dejarme insatisfecho ante el
promedio regular grupal.
Recapitulando,
han pasado 6 años, desde aquel primer encuentro, y aun siento esa falta de
estrategias para lograr que la mayoría de mis alumnos capten lo que quiero
transmitir, a pesar de que he mejorado utilizando todo tipos de técnicas y
herramientas adquiridas en el transcurso de estos años, he notado que los
mecanismos tecnológicos se han involucrado como un factor más en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, afortunadamente algunas autoridades si se involucran, es
el caso actual en el centro donde laboro, contamos con proyectores que vienen a
ser una herramienta valiosísima a mi parecer, puesto que anteriormente al realizar
diversas anotaciones en el pizarrón me llevaba casi mitad de la clase,
situación que actualmente preparo con anticipación proyectando videos,
practicas demostrativas o bien diapositivas con mapas conceptuales, o cuadros
sinópticos, etc. Ahora la forma de evaluar transcurre durante toda la parcial
mediante productos que van elaborando como evidencia de cada tema tratado,
aunque en ocasiones considero que los alumnos se saturan de tantos productos
puesto que cada docente en su área busca la forma de evidenciar su labor.
“La
docencia es una de las profesión más complicadas que requiere de un tacto nato
o vocación, además de requiere de ética, profesionalismo, humildad, sinceridad,
solidaridad, comprensión, actualización, simpatía, destreza, persistencia”.
Actualmente
aún me llegan correos de ex alumnos para salúdame y saber como estoy y en donde
ando, eso reconforta mi labor. Mi familia también es un motivo de
reconfortación si bien hay ocasiones en que las he dejado a un lado por atender
preocupaciones propias de la docencia, se que ellas son pacientes y
comprensibles, pues no hay nada mejor que llegar a casa y verle los ojos a mi niña
sabiendo que he cumplido responsablemente con la labor desempeñada.
“Debe
existir un parámetro para evaluar nuestro desempeño desde dos puntos de vista:
uno en la parte humanista que enseña valores, y otra donde se certifique la
parte del conocimiento y habilidades practicas enseñadas”.
Aterrizando
en el centro actual donde laboro, unas de las preocupaciones que aquejan y en
la cual coincidimos la mayor parte de docentes que conformamos la plantilla
laboral, es el desinterés por los padres de familia, que si bien cubren la
parte económica, se olvidan de la parte fundamental que es el seguimiento
puntual y oportuno de la educación de sus hijos. Otro motivo mas de descontento
es la apatía mostrada por algunos alumnos ante el estudio, originado
principalmente por falta de ideales, situación que combato principalmente con
la motivación de un porvenir mejor. La remuneración económica como descontento
no es la excepción en este centro, pues alejados de todo servicio básico, considero
no es bien recompensado. Aun así la función tiene que continuar cabal y
puntualmente. Hablar de la falta de
factores técnicos, humanos y operacionales óptimos no es novedad en mi estado,
pero creo eso es motivo de otro tipo de ensayo, en este caso trato de lograr el
mayor provecho de cada uno de los factores disponibles.
Concluyo
este texto reflexivo personal, reafirmando
mi compromiso con la docencia, a mantener la persistencia hasta lograr la mayor
comprensión posible de los temas impartidos en mis clases, aceptando el rol de
docente-estudiante en cursos de actualización tanto pedagógicamente como profesionalmente
en el área en que me desempeño, a mantener el lado humano enseñando buenos
valores morales, cívicos, como el respeto a personas mayores, respeto a nuestro
símbolos patrios, respeto a lo ajeno, el saludo cordial, el buen
comportamiento, el agradecimiento, el respeto al solicitar las cosas, y ¡porque
no! valores religiosos, como la fe personal, y en Cristo, claro sin llegar a
perder lo laico de la educación. Por supuesto manteniendo siempre el puente de
la comunicación directa docente-alumno, alumno-docente. Y motivando e incitando
a la superación personal de cada uno de los alumnos a mi cargo. Claro esta sin
esperar mayor retribución que la de la satisfacción personal y el respeto
ganado en el aula.
Jorge Toledo Mecott
Grupo 427
Hola maestro Jorge:
ResponderEliminarTe felicito sinceramente por tú blog, te quedó muy atractivo, ¡Felicidades!
Saludos
hola compañero te quedo bien tu blog y sobre todo que ves esta area que es de informatica, apenas le voy agarrando a este asunto a parte a estado fallando el internet y aca en la casa no tengo linea telefonica una desventaja que tengo a la hora de realizar los trabajos. saludos desde quintana roo
ResponderEliminarSaludos Jorge. Realmente somos privilegiados al tener la oportunidad de trabajar con y para los jóvenes, por lo tanto, debemos de estar atentos a los intereses y necesidades de ellos. Teniendo presente que laboramos con individuos, es decir, que además de promover que generen aprendizajes cognitivos, procedimentales...estos aprendizajes deben desarrollarse en base a la práctica de los valores...para que generen aprendizajes integrales.
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